lunes, 17 de diciembre de 2012

Diciembre.

            Querido y amado diciembre, odiado por algunos, tan querido por gente como yo. Ese mes de estrés en el ámbito escolar; ¿pero qué digo? Diciembre es alegría, es amor, es luz, es vida
No suelo dedicar tiempo a describir un mes del año pero este me parece muy especial. La gente va de un lado para otro, con prisas, dando un paseo tranquilamente con la familia o con su pareja. Es ese mes donde nos volvemos a encontrar y nos damos cuenta de que ya ha pasado un año más de nuestra vida donde hemos cometido fallos pero también han habido aciertos; esa época del año en el que sales a la calle y ves a la gente con millones de capas para abrigarse, y en los locales las personas refugiadas con algo para combatir este frío mientras que las calles están adornadas para las más bellas miradas que sepan apreciar el más alegre detalle; ahora te das cuenta de esas personas que te dijeron que estarían desde el principio hasta el final. Mes de alegrarse de todo lo vivido, bueno o malo, por cada lección que nos han dado todos los días vividos y experiencias nuevas creadas con las mejores personas que son la guinda de cada año. Diciembre, te doy las gracias por haberme dejado conocer y conocerme. 
He extrañado tantas cosas en el resto de los meses... Mi alegría, por ejemplo, ahora no rebosa pero no carezco de ella; mi optimismo, ese que nunca he tenido; mis amigos, los de verdad, los que a día de hoy están conmigo y me siento tan feliz al verlos reír... Que nada es comparable. El brillo de ojos que habita en las personas esas que van decaídas y que no saben qué rumbo tomar. 
Me parece un buen mes para volver a creer, para volver a soñar, para pisar y enterrar los malos pensamientos y actitudes negativas. Es un buen mes para darte cuenta de que la vida te da una oportunidad y hay que saber aprovecharla. Pienso que es un buen mes para salir a la calle, cerrar los ojos, soñar y que tu cuerpo sea invadido por el espíritu navideño que habita en las calles de nuestras ciudad. Vuela, bien alto, que este año acaba pero aún te deja un poco de tiempo para que termines de demostrar que puedes y vales mucho. 
En mi corazón siempre quedará un hueco para que tú y yo, juntos, podamos soñar.

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