jueves, 14 de febrero de 2013

Una última despedida.

Tuve que ver el peor lado de esta jodida vida. Le dije adiós y en aquel último y frío beso decidió quedarse a mi lado y pensé en los planes que nos quedaba por cumplir, un verano juntos como me dijo en sus últimos días, las historias que me quedaban por oír... Estaba tan guapo, parecía que estaba dormido (ojalá) y mi único deseo era que esa dichosa sábana que era la única que lo podía tocar se moviera por el hecho de que respiraba pero, como él me enseñó "quien espera, se desespera" Yo sólo pasaba allí los minutos y lloraba, de impotencia, de tristeza, de ver que no se lo podía haber demostrado todo. Y entre sollozos soltar ese "te quiero, no te voy a olvidar" es muy duro mientras que ves la alegría de otros en su rostro en ese momento. 
Fue, es y será alguien muy importante para mí aunque a penas se lo dijera, un claro ejemplo a seguir, luchando durante seis años y ahora, en el único momento en el que él confiaba salir, se fue... Nos dijo adiós, a todos, se marchó y dejó atrás a este dichoso y asqueroso mundo, dejó en tierra a corazones que todavía se sienten apenados por su marcha.En el último momento de todos, cuando fue la última vez que te íbamos a ver, me retiré del resto de la gente y en un rincón, entre pequeñas lágrimas sentía que estaba a mi lado, me empujaba a salir a delante, no pensaba que estaba sola y esa rosa blanca... La que le acompañó hasta el último momento la tenía en mi mano, y con diferencia, me sentía acompañada, no tenía necesidad de estar con mil personas, todas ellas no igualarían los momentos que ambos pasábamos. Eran esas palabras, esa voz firme, esas costumbres, esos gestos los que echo de menos, todos los días y en cualquier momentos, pequeños detalles que marcan la diferencia.  
Prometo no olvidarle jamás, llevarle cada día en mi corazón, pase lo que pase; pienso cumplir lo prometido, que no crea que esta enana que no comía va a tirar a la basura esas promesas, saldré adelante por el mero hecho de que él siempre ha confiado en mí y prometo cuidar de los demás, no como él porque lo hacía de una manera preciosa y perfecta, pero lo haré y sacar todos esos estudios de los que me decía que eran complicados pero que no hay sueño grande sino soñador pequeño, y cuando haya terminado de cumplir mi promesa, hablaremos, no quiero que en mi vida esa sea la única promesa que le pueda cumplir porque es mucho y que se entere el mundo entero. Me queda el recuerdo, los momentos vividos y sé que nada le igualará. Podría escribir durante horas pero poco a poco, que las prisas nunca son buenas. Te quiero. 

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